Recientemente Accenture ha publicado el resultado de un
estudio afirmando que la inteligencia artificial podría incrementar hasta en un
40% la productividad laboral en las empresas españolas hasta 2035.
Efectivamente si analizamos en profundidad podemos, al
margen de ser capaces de verter un resultado cuantitativo tan exacto, advertir
una importante área de mejora en actividades que pueden ser realizadas de
manera autónoma por un sistema basado en inteligencia artificial. La mayor
parte de las empresas actuales, al margen del proceso creativo que tiene como
resultado el producto o servicio a ofrecer y el establecimiento de los valores
que constituyen la compañía y que serán la base de la creación del equipo y la
cultura de la compañía; lo que resta está basado en gran parte en procesos y
conocimientos comunes a la industria en cuestión, al mercado o incluso a
cualquier compañía de cualquier tipo.
Uno de los grandes hándicaps de la productividad actualmente
es la capacidad que tenemos para adoptar modelos de trabajo basados en
procesos, tendemos de manera natural a hacer las cosas de manera poco
estructurada y de distinta forma cada vez que lo repetimos, es la base del
aprendizaje natural. Además mostramos mucha resistencia a validar nuevas formas
de hacer el trabajo que supongan un comportamiento previsible y sin capacidad
de aportar nada nuevo.
Es sin duda un siguiente estado de madurez, aquel en el que
las personas de una organización son capaces de seguir un proceso en el desempeño
de su trabajo diario. Junto con los adecuados sistemas de medición y activación,
se consigue en muy poco tiempo eliminar gran parte de los errores que son
culpables de consumir gran parte del tiempo estableciendo además una gran base
para la mejora continua y la eliminación de trabajo innecesario.
Antes de que llegue la inteligencia artificial, la
inteligencia humana tiene mucho que hacer por sí misma en el ámbito de la mejora
de la productividad laboral.
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