Cloud Computing y SAS se han convertido en términos muy usados últimamente. Tanto que han generado toda una tendencia y conceptos al margen de lo que suponen como modelo real de consumo de tecnología y como era de esperar, algunas de las ramas llegan a tocar el límite del absurdo.
Arrastrados por una implantación conceptual en los directivos
de las organizaciones a base de marketing y campañas de información que hacen alusión
a los aspectos más sensibles a la alta dirección, muchos CIO’s han tenido que
aceptar las bondades del modelo sin realizar un análisis adecuado en cada
necesidad, con el miedo de proyectar la
idea de que se niegan a aceptar nuevos modelos que eliminan la incertidumbre
que emana del desconocimiento de los departamentos TIC.
Así, sin argumentar, solo por no querer cuestionar la idea
de que todo se puede hacer mejor, muchos proyectos de traspaso a la nube están cayendo
en la trampa de la insatisfacción que acompaña a un gran porcentaje de los
proyectos TIC.
Y es que el Cloud no habilita nuevas funcionalidades ni
nuevas capacidades, solo cambia el modelo de prestación y acceso al servicio,
por lo que el resto de la evaluación, evaluación del proveedor del aplicativo, evaluación
de las capacidades y funcionalidades, capacidad de adaptación, etc., mas que
eliminarse han de ser mucho más estrictas, el modelo normalmente restringe
estas capacidades en lugar de aumentarlas, que es lo que se tiende a pensar.
Recuerda, cuando tengas en mente hacer un proyecto Cloud,
comienza la evaluación como si fueras a abordarlo On Premise, el paso a Cloud
solo te va a traer restricciones a las funcionalidades.
Nunca pienses que si se vende en Cloud ha de ser bueno porque
hay otros que lo usan.
Las ventajas del Cloud están en los costes de gestión de la infraestructura y la plataforma.