Esta entrada la voy a dedicar a plasmar algunos de los que
yo considero factores críticos de éxito en una carrera profesional como
empleado, en una compañía cualquiera.
Curiosamente, todo el mundo quiere ser un buen empleado, ser
reconocido por sus superiores, sus compañeros y sus clientes, sin embargo,
muchas personas se pasan la vida trabajando duro con una sensación de
frustración o de incomprensión a la vista de que sus esfuerzos no alcanzan los
resultados esperados, o estos no son reconocidos como desearía.
Hacer que tu trabajo este valorado, reconocido y si cabe
recompensado, está en la mayoría de las ocasiones en tus manos y no en las de
otras personas. A continuación expongo una serie de factores que mi experiencia
me dice son importantes, muchos son obvios, pero siempre importantes:
Se tenaz y constante
en tu trabajo. Ninguna habilidad extraordinaria para hacer algo supera a
medio plazo a la tenacidad y la constancia.
Se positivo. Tus
ideas nunca cuajaran y serán valoradas si las presentas solo para rebatir ideas
de otros.
Intenta mantenerte
entusiasmado. El entusiasmo es el mejor aliado para resultar creíble y
confiable recuerda que lo que más desea un jefe de sus subordinados es que sean
completamente confiables.
Se flexible y
adaptable. Una gran ventaja para cualquier compañía es ser capaz de
responder rápidamente a los cambios que demanda el mercado y las circunstancias;
cambios que además, a menudo son el motor de la mejora continua. Para que una
organización sea flexible necesita de empleados alta mente adaptables, capaces
de adoptar nuevas formas de trabajo en un tiempo record; por ello es importante
que te despojes de todo apego a tu forma de hacer y seas capaz de cambiar sin
resistencia.
Escucha, escucha y
habla. Recuerda siempre aquello de que tenemos dos orejas y una sola boca
para escuchar el doble de lo que hablemos; pero no te limites solo a oír, ¡escucha!.
Se exigente contigo
mismo. Antes de hacer algo imagina como harías si tuvieras que mandárselo
hacer a otra persona, que detalles remarcarías, cómo y cuándo esperarías que lo
hiciese, como debería informar del resultado, etc., y entonces hazlo tu mismo
como esperarías que otro lo hiciese para ti.
Además trata de hacer siempre las
cosas para los demás como si fueran para ti mismo.
Se optimista.
Vale un millón de veces más un optimista diciendo que se ha equivocado y no
puede ofrecer lo que se esperaba, que un pesimista jactándose de haber acertado
en sus previsiones siempre negativas.
Si críticas a otros, hazlo de forma constructiva y siempre
ofreciendo tu ayuda para mejorar.
MIRA SIEMPRE A LOS OJOS. Y NO MIENTAS NUNCA.