
Me resulta tremendamente triste, saber que estamos en manos de personas que no tienen nada que aportar, ni siquiera saben ser honrados, no es que lo vayan a ser, sino que sepan lo que eso significa. Tengo la sensación de que nuestros propios políticos, aquellos que durante las campañas prometen y prometen ahora son nuestros enemigos dominados por los intereses.
Señores, si no son ustedes capaces de cumplir sus promesas ni de lejos, es más, si por la razones que sean tienen que hacer lo contrario a lo que piensan, ¿Cómo es que no tienen el valor de dimitir?, si no son ustedes capaces de impulsar absolutamente nada, y en lugar de fomentar la economía y la sociedad, se hacen esclavos de quienes quieren dominar la situación, ¿Cómo es que tienen la desfachatez de seguir mintiendo a todo el mundo?
Durante muchos años he creído que eso de la corrupción estaba desapareciendo, y que solo se daba en países con un menor desarrollo; ahora veo que no, todo sigue igual, lo que en términos corruptos antes era meter la mano y dejar que las monedas sonaran en los bolsillos de unos cuantos; ahora ha evolucionado sutilmente para enmascararse con leyes y reglamentos, que casi desapercibidos van modelando los caminos a favor de quienes, presas de la avaricia y el egoísmo “pueden que todo les sea favorable”.
En este instante parece que tenemos un momento de alivio en la lucha contra la famosa ley Sinde gracias a que otros grupos políticos no apoyaron que la ley fuese al senado.
Pero quedan muchas preguntas en el aire:
¿Realmente no va a volver a intentarse colar esta ley?
¿Y si no cuela, hasta donde serán capaces de disfrazarla para que vaya pasando poco a poco?
Y lo que más me preocupa, ¿REALMENTE LOS QUE VOTARON EN CONTRA ESTABAN HACIENDO POLITICA? ¿O SOLO OPOSICIÓN?
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Foto cortesia de Ramón Diaz-Bustamante Berasategui